Penélope: la antítesis de la perfección. Lo sos, porque sino, no estaría admirando esa curva rectilínea que envuelve la expresión de tu cara (un poquito falaz de a momentos, pero no importa…me gustás más siendo imperfecta que perfecta).
Mirada de perra (con cariño, ya que suelo decir perra como un halago divino, y no como un estigma machista) furibunda, pícara en noches solitarias, consumista un lunes por la mañana.
Puedo imaginar las reacciones (y contra-reacciones) generadas en el set de filmación cada mañana. Cada simple hecho deviene en 15 hechos desafortunados. Entrás, con tu vestido azul y Ray Ban negros. El camarógrafo te ve y se le cae el café, lo vuelva sobre un cablerío ilegible, se corta la luz, un pajerófilo (afiliado a tu club de fans de Luxemburgo) aprovecha la situación y se balancea sobre vos. Evitemos contar lo que ocurre con el fan luxemburgués y tu anatomía.
También te imagino yendo al Starbucks que tenés instalado en el jardín de tu casa con un pendejo atendiendo. Me puedo imaginar al suertudo hijo-de-puta, con un sueldo de 2000 dolares por mes y con el hermoso privilegio de mirar tu expresión orgásmica todas las mañanas cuando tu paladar disfruta sigilosamente aquellos granos de café importados. Ay Penélope…
Por Olaz-nog
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